El poder de caminar en la presencia de Dios

18 feb 2024

Pastor Josías García

Una palabra de Dios puede cambiar nuestras vidas. Cuando nos acercamos a la exposición de la palabra a través de un pastor o un líder, es importante tener una postura de hambre en el corazón. El Señor siempre tiene una mesa preparada para que podamos sentarnos y disfrutar de lo que está servido, por eso es importante reconocer su presencia para permanecer en ese disfrute continuo y ser transformados.

Existe una diferencia entre la omnipresencia de Dios como atributo de su naturaleza y la presencia de Dios como manifestación de su persona: Él es omnipresente y está en todos lados, pero su presencia no se manifiesta en todo lugar. Debemos entender que lo que nos transforma no es la omnipresencia de Dios, sino la presencia de Dios.

¿Qué es la presencia de Dios? Es la revelación de su omnipresencia a nuestras conciencias; es volvernos conscientes de la manifestación de su persona en nuestras vidas con el fin de ser transformados.

Para ser personas de la presencia de Dios, primero debemos ser personas del lugar secreto. Este lugar secreto parte desde un espacio físico, para luego ser una dimensión espiritual en la cual nos movemos, vivimos y somos.


La oración como un hábito

S. Mateo 6:5 - Y cuando ores, no seas como los hipócritas… 

El enemigo de nuestra vida de oración es la hipocresía. Por el contrario, la sinceridad es un aliado, según Hebreos 10:19-22 (19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.)

Para orar no es un requisito ser santos, sino sinceros.

“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. 11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. 12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.” Salmos 139: 7-12

Lo que el salmista David declara en este salmo es lo siguiente: Dios siempre nos ve con claridad, independientemente del lugar donde nos encontremos: ya sea en nuestro mejor momento o en nuestro peor momento. Él sabe con exactitud quienes somos, y por eso nos demanda sinceridad. Esta revelación que tuvo el salmista le dio la capacidad de levantarse de sus errores: de igual manera, debemos crecer en entendimiento de no dejarnos vencer por la acusación y la condenación ante nuestros errores y  proceder rápidamente al arrepentimiento con un corazón sincero; de lo contrario, seremos un blanco fácil para las maquinaciones del enemigo.

La sinceridad puede ser vista como una actitud sencilla pero es una posición en el Espíritu, por la confianza en la sangre de Jesucristo que nos limpia, por la confianza en el Padre que cuida nuestro corazón, y no podemos caminar en la presencia de Dios sin ella.

S. Mateo 6:6 - 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público

En este pasaje podemos ver la señal que Jesús nos da sobre la efectividad en nuestra vida de oración: habrá un cambio público. Nuestra inversión en la vida de oración es la forma que Dios tiene de bendecir aquello que hagamos en público: desde atender un negocio, criar a los hijos/hijas, ser una persona de negocios, ejercer un rol de liderazgo en el trabajo, entre muchas otras cosas. Si queremos ver resultados distintos en nuestra vida pública, debemos invertir el tiempo necesario en nuestra vida de oración

El acceso que Dios tiene en nuestra vida pública se lo damos en nuestra vida de oración. Ahora bien, aquello que nace desde la presencia de Dios debe mantenerse con la presencia de Dios. 


Presencia de Dios y Palabra de Dios

“La presencia de Dios renueva nuestras fuerzas, la Palabra de Dios renueva nuestra mente” T.B. Joshua

Debemos comprender que no necesitamos solamente de la presencia de Dios, sino también crecer en entendimiento espiritual de las Escrituras. Podemos percibir la presencia de Dios, pero si no entendemos el deseo de Dios expresado en las Escrituras en cuanto a la sanidad, a la prosperidad del alma, se levantarán argumentos que nos detengan de esa recompensa, de ese avance.

La oración como una dimensión

Génesis 17:1 - 1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.

El énfasis de este versículo se centra en andar delante de Dios todo el tiempo; esto implica ser conscientes de su presencia en nuestras conversaciones, en todo lo que hagamos, en todo lo que pensemos. Esta práctica nos conduce a la madurez  espiritual (perfección).

Nuestro desafío es extender la revelación de la intimidad con Dios en el lugar secreto hacia nuestras actividades cotidianas, en la práctica de su presencia desde nuestra conciencia.

La recompensa de la oración como un hábito es la recompensa pública, pero la recompensa de andar delante de Dios es una recompensa de carácter.

Alrededor del año 1600 hubo un monje en la nación de Francia llamado Nicolás Herman, mas conocido como el Hermano Lawrence. La historia nos cuenta que este monje fue miembro de la orden de los Carmelitas, en París y, dentro del monasterio, dedicó su vida a realizar tareas sencillas como remendar sandalias y lavar platos. Sin embargo, su corazón siempre estuvo sumergido en la presencia de Dios, haciendo esas tareas para glorificar el nombre del Señor. Esta dedicación fue tan impactante que muchos hombres sabios de su época fueron a pedirle consejo, reconociendo la gracia de Dios que le fue revelada. Quisiéramos compartir algunas frases de su libro “La práctica de la Presencia de Dios”:

“Nuestra santificación no depende de un cambio de actividades, sino de hacer para la gloria de Dios todo aquello que comúnmente hacemos para nosotros mismos.” La Práctica de la Presencia de Dios; Hermano Lawrence.

“Oh, Dios mío, puesto que tú estás conmigo, y porque ahora debo, en obediencia a tus mandamientos, aplicar mi mente a estas cosas externas, te suplico que me concedas la gracia para continuar en tu presencia, y prospérame para este fin con tu asistencia. Acepta todas mis obras, y posee todos mis afectos.” La Práctica de la Presencia de Dios; Hermano Lawrence.

En resumen, la presencia de Dios que cultivamos con nuestra conciencia desde el lugar secreto nos conduce a una vida permanente de deleite en el Señor. Nuestra inversión en la intimidad produce resultados en la vida pública, sabiendo que el Padre está y ve en lo secreto. Es importante recordar que el carácter de Cristo formado en nosotros es el resultado de andar continuamente en la presencia de Dios.


Esperamos que haya sido de edificación y claridad para tu vida; te invitamos a que puedas volver a ver la transmisión del mensaje subido a YouTube. ¡Dios continué bendiciéndote!